La enfermedad profesional
Es una acontecimiento dañino
que se manifiesta de forma no
violenta
y de modo agresivo con el tiempo,
que debe ser contraída en el
ejercicio
y a causa del trabajo, como por
ejemplo
tengo las pelotas llenas que me crecen
y crecen y crecen
y llegan a restregar hasta por el piso.
O esta gana de gritar, no sé,
viene de golpe, iré
por la tercera vez en menos de un mes:
plantarse en medio de la sección y
mandar
uno, dos, tres gritos fuertes
que logren pasar por encima
del masticar de las máquinas
de los martillazos, de los batacazos,
de los
virgen santa que se queden callados
todos, ¡cállense!
Que yo no sé, si sigue así, yo no sé.
O si no abandonarlo todo en silencio,
dejarlo,
agarrar la campera, el paraguas, el
agua
irse sin hacer otro movimiento
que no sea poner
un pie detrás del otro, sin Che,
sin Chau, nos vemos.
Y sin embargo sentiría mucho no
saludar
al menos a dos-tres personas,
que tomo el café con ellos,
cruzar dos palabras,
estrecharle la mano una vez más
a Flavio dejarle dos cigarrillos
que se los fume en paz arrancándole
la punta como hace de costumbre
que él, a este punto, cinco-seis años,
si le sale bien
y el último día se lo toma libre
o da parte de enfermo, dijo,
Minga que voy a trabajar.
trad. María Sánchez Puyade