mientras te plancho las camisas que te tengo prometido no planchar
salvo para relajarme mientras empiezo por las pinzas de las mangas
y sigo la teoría de la abuela Malena que no cantaba tango alguno
porque es de cocoliche pero sostenía que por el cuello
las camisas se terminaban mientras subo y bajo
las escaleras de Trieste como en un palacio cuyos vastos
jardines se extienden por colinas etéreas como la vista
del rascacielos desde la azotea de la infancia con una melena
de nubes en la cima y alguien que como yo plancha
mientras el mar entra por las rejas y en las ballenitas
el capitán de Moby Dick sigue un punto blanco
detrás del plancton y del mohín mientras
perfurmada de almidón en los abismos me quemo.
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