Hoy puse el contador en el blog y resulta que una vez que lo pongo aparece un mensaje en el que me advierten que, si lo deseo, puedo acelerarlo. ¿Cómo? Sí, sí. Inflarlo. "Seguramente ud. no querrá empezar de cero", proponía el Mefistófeles de este nuevo mundo virtual.
Y el guacho sabía bien de lo que estaba hablando. Bue, pensé, mi perfil fue modestamente consultado por unas 500 personas. Puedo poner ese número.
Podía poner lo que quisiera. En lugar de empezar de cero mi contador empezaría por la cifra de quinientos, cien, mil, diez mil. Lo que mi estima considerase oportuno.
Una vez más, detrás estaba el puto lema: "Hay que saber venderse".
Pues no, carajo. No me vendo ni por todo el culo del mundo. Allá uds. si se comen ese sapo.
Yo había entrado para llevarme gratis un contador y así saber a cuánta gente le interesa las burradas que digo y pienso, y en su lugar se me ofrece hacerme pasar por el más leído de los blogs, subirme la auto estima, engañar a los pocos lectores que tengo.
Y lo más perverso es que el contador es gratis pero inflarlo, no inflarlo no. Para inflarlo hay que llamar a un número...obtener un código.
He aquí la ética del contador. (Cuando publico esta nota marca el número: 14)
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